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Concepto y Alcance de la Eficiencia Energética Edificatoria

Para definir el concepto de eficiencia energética edificatoria, se puede acudir a la definición realizada por la Unión Europea:

”Eficiencia energética del edificio: cantidad de energía calculada o medida, que se necesita para satisfacer la demanda de energía asociada a un uso normalizado del edificio, que incluirá, entre otras cosas, la energía consumida en calefacción, refrigeración, ventilación, el calentamiento de agua y la iluminación.”

Dicho de otra forma, se trata de consumir la mínima cantidad de energía por parte del edificio, sin menoscabar el confort de sus ocupantes. La eficiencia energética edificatoria abarca una serie de disciplinas, como son la arquitectura, la ingeniería y la construcción:

  • La arquitectura, cuya misión es realizar un diseño adecuado del edificio, aplicar una alta calidad constructiva, y concebir una envolvente térmica adaptada a la climatología del lugar y uso del inmueble.
  • La ingeniería, cuyo objeto ha de ser innovar en los equipos e instalaciones, obteniendo un mayor rendimiento de los mismos, y una mayor adaptabilidad a la variabilidad de uso y demanda del edificio, así como de la climatología imperante.
  • La construcción, cuyo compromiso ha de ser la mejora y estandarización efectiva de los procesos de ejecución, cuidando los detalles constructivos, e implantando una mayor rigurosidad en el control en obra.

Además de las tres disciplinas mencionadas, es importante establecer una gestión adecuada de la demanda energética del edificio y de las instalaciones del mismo, a través de sistemas de control efectivos, cobrando especial relevancia la domótica, en este aspecto.

Ahora bien, ¿qué se considera un edificio eficiente energéticamente hablando? Pues sería aquél que tenga un consumo muy reducido de energía para satisfacer su demanda energética, que a su vez también ha de ser reducida.

En cuanto al alcance de la eficiencia energética edificatoria, se ha de tener en consideración que es una disciplina cuya misión es reducir o limitar el consumo de energía del sector edificatorio, necesario para satisfacer la demanda energética de los edificios. Dicha demanda energética se obtiene en función de unas condiciones normalizadas de uso y ocupación del edificio, establecidas reglamentariamente; asimismo, el consumo energético del edificio puede calcularse mediante herramientas o programas informáticos, o bien medirse in situ, en el propio edificio.

El consumo del edificio incluirá (reglamentariamente) la energía consumida en calefacción, en refrigeración, en ventilación, en producción de agua caliente sanitaria y en iluminación. Adicionalmente, se ha de considerar el consumo energético debido al uso de equipos y electrodomésticos (ordenadores, impresoras, frigoríficos, lavadoras, hornos, planchas, sistemas de aire acondicionado, bombas circuladoras…) por parte de los usuarios del edificio, así como al funcionamiento de elementos o sistemas del propio edificio (grupos de bombeo, ascensores, montacoches, puertas automáticas, riego…).

Para poder cuantificar la mayor o menor eficiencia energética de un edificio, se emplean diferentes indicadores, como son:

  • Demanda de energía.
  • Rendimiento de los sistemas.
  • Consumo de energía (final y primaria).
  • Emisiones de CO2.

El hecho de que el consumo energético del edificio se calcule en unas condiciones determinadas de funcionamiento, hace que no tengan por qué coincidir con las condiciones reales. De ahí que se haga necesaria la monitorización del consumo del edificio, para comprobar que lo calculado se ajusta a la realidad; de lo contrario, deberían implementarse las medidas correctivas oportunas.

© Luis Gala González

Arquitecto y Project Manager (PMP® & ACP®) Especialista en Eficiencia Energética e Instalaciones